DEFRAGMENTANDO
LA ANSIEDAD: UN DIALOGO ENTRE LA MEDICINA CHINA, LA HOMEOPATÍA Y EL
PSICOANÁLISIS.
Dr. Francisco
Traver Torras. Hospital Provincial de Castellón.
En este articulo voy a
referirme a la ansiedad bajo dos aspectos distintos: el primero de ellos hace
referencia a un enfoque homeostático en el sentido de que el ser humano se
encuentra apresado en dos movimientos antagónicos y contradictorios, por una
parte sus deseos de apego y por otra parte sus deseos de protección o
autopreservación y hay que recordar en este momento que las mayores ansiedades
del hombre en nuestro mundo proceden de las relaciones interpersonales, las
razones de este fenómeno son evolutivas: el hombre en la actualidad carece de
depredadores y además el mundo ultratecnificado que constituye nuestro hábitat
se ha hecho predecible, al menos en el mundo opulento, de donde es imposible
inferir amenaza alguna para la supervivencia.
El segundo aspecto es la
consideración de que no podemos hablar de una sola clase de ansiedad y debemos
referirnos a las ansiedades de distinta naturaleza que aquejan a los humanos y
que dependen sobre todo de su momento evolutivo, es decir de las amenazas
detectadas por el sujeto y que tienen que ver sobre todo con el distinto manejo
sobre las separaciones que en sus distintos niveles de evolución óntica van a
ir apareciendo a lo largo de su devenir como humano. Las ansiedades que aquejan
al hombre de hoy y que han sido catalogadas con el nombre podo acertado de
estrés, pueden clasificarse en tres grandes grupos de eventos:
-
Toxicidades del medio ambiente, concretamente del medio
laboral y familiar
-
Insuficiencias genéticas o neonatales para administrar
la ansiedades ordinarias que han sido llamadas por los médicos chinos los
demonios interiores haciendo referencia a las emociones básicas, alegría, pena,
reflexión, miedo y cólera.
-
Ansiedades de crisis, relativas a momentos de paso o
transiciones de una etapa de la vida a
otra.
En este sentido me
distanciaré adrede de esa concepción reduccionista que clasifica la ansiedad en
función del cuadro clínico tal y como hace los sucesivos manuales DSM. Aunque
estos cuadros clínicos puedan estructurarse en tres grandes grupos: ansiedad
generalizada, trastorno de pánico y ansiedad social, la riqueza de las
combinaciones clínicas que proceden sobre todo del manejo de las ansiedades y
del entorno habitual de los sujetos me han hecho replantearme una nueva
clasificación que estuviera mas cercana de los momentos evolutivos por los que
atraviesa el sujeto y en una fisiopatología holística tal y como está -de
hecho- contenida en la medicina china. Me ha parecido además interesante el
rescatar algunos conceptos psicoanalíticos al considerar que estos hallazgos se
encuentran muy cercanos a las concepciones energéticas que defiende la medicina
china desde miles de años antes de que se conociera la fisiopatología de los
órganos y por supuesto de las enfermedades. Al mismo tiempo y en el epígrafe de
tratamientos intentaré rescatar algunos medicamentos homeopáticos que he creído
relacionados con las descripciones de la fisiopatología china.
Para un psiquiatra actual
adiestrado en la conocida dualidad cartesiana, cuyas consecuencias históricas
han sido el olvido sistemático de la mente y el hecho mental como fenómeno
energético vinculado al cuerpo, resulta llamativo que la medicina china
relacione la ansiedad con el riñón. Para los médicos chinos el temor o el miedo
reside en la energía Qi (innata) del
riñón, y además la emoción concreta del miedo afecta a la función del órgano.
Este cambio de mentalidad necesaria para entender el todo a partir de las
partes y de la desarmonía entre ellas es más formal que de fondo. En efecto, la
medicina china ofrece un modelo de comprensión de la totalidad del cuerpo a
partir de una visión holística, es decir integradora y anda por el mismo camino
que los actuales desarrollos en teoría de sistemas. Existen modelos de la mente
actualísimos que no dudan en ofrecer un modelo modular para la mente muy parecido al de la medicina
china aunque siguen pecando del mismo error que el que aqueja a los médicos no
psiquiatras: siguen olvidando unos al cuerpo y otros a la mente siguiendo su
formación académica que no les informó en ningún caso de los individuos sino de
las enfermedades.
Tratar las enfermedades me
sigue pareciendo uno de las mayores errores en los que ha caído nuestra
medicina actual y que aunque aparentemente ha servido para un progreso en
distintas disciplinas en Medicina (como por ejemplo la Cirugía) ha supuesto
también una clara línea de división entre los médicos somáticos (que tratan
enfermedades verdaderas y objetivas ) de aquellos médicos iconoclastas y
extravagantes que no tratan sino enfermedades subjetivas, es decir aquellas que
no pueden medirse, detectarse con aparatos o verse al microscopio. Por
desgracia esta actitud es la regla entre la clase medica (y también en la
psiquiátrica), quizá por esta razón la cronicidad y las enfermedades llamadas
psicosomáticas evolucionan rápidamente hacia trastornos físicos lesionales al
no ser identificadas a tiempo y corregidas según los cánones de la medicina
preventiva que es la única medicina útil para resolver estos problemas antes de
que emerjan.
Todo está relacionado con
el todo y la mente en una forma distinta de organización de la materia, este va
a ser pues el nudo de argumentación de este articulo, al mismo tiempo que (en
la figura de abajo) se recuerda el modo en que esas partes se encuentran
relacionadas en ese todo.
Como puede observarse en la figura anterior los 5
elementos (agua, madera, fuego, Tierra y metal) se encuentran relacionados con
sus vecinos de la manera siguiente:
El agua nutre a la madera,
la madera nutre el fuego, el fuego nutre a la tierra, la tierra nutre al metal
y el metal nutre el agua (Ley de madre hijo). Además a cada uno de estos
elementos les corresponde un órgano y una víscera, una estación, un color, un
sabor y una emoción. Al agua le corresponde el miedo, a la madera la ira, al
fuego la alegría, a la tierra la reflexión y al metal la pena. Siguiendo con
las relaciones que se desprenden de la ley de madre-hijo podremos establecer
las relaciones que entre estos afectos existen: el miedo nutre la cólera, la
cólera nutre la alegría, la alegría nutre la reflexión y la reflexión nutre la
pena. La fisiopatología china concibe pues al ser vivo como un sistema circular
y dinámico donde cada uno de estos elementos va girando buscando un equilibrio
entre el interior del sistema y los vaivenes procedan del exterior o del
interior.
Además de las leyes que gobiernan el intercambio entre madres e hijos,
existen importantes relaciones fisiopatológicas entre abuelos y nietos, en
razón de lo que se llama el elemento controlador. En este sentido la Tierra
controla (absorbe) el Agua (la reflexión controla al miedo). El Agua controla
(apaga) el fuego (el miedo controla la alegría). El Fuego controla (funde) el
metal (la alegría controla la pena). Y el metal controla (corta) la madera (la
pena controla la ira). De estas reglas se desprende que los chinos poseían ya
una conceptualización acerca de lo que más tarde conoceríamos en la teoría
freudiana como formación reactiva. Si la pena controla demasiado a la ira, lo
que sucede es una represión de la misma que termina provocando síntomas
depresivos. Se trata de la misma teorización que hace que conceptualicemos a la
depresión como formas de agresión suprimida.
Al margen de estas teorizaciones generales que se encuentran disponibles
en cualquier libro de psicología y medicina china me propongo circunscribirme
al tema de la ansiedad propósito de este artículo.
La medicina china ofrece un modelo muy minucioso acerca de las ansiedades
humanas relacionándolas con su momento evolutivo. Por ejemplo la paranoia que
es – según la medicina china) un defecto de yin de riñón (o un exceso relativo o absoluto de yang) provocará unas ansiedades distintas a las que es posible
observar el la ansiedad de separación, que se conceptualiza como un exceso de
yin de la Tierra. Para la mejor comprensión de esta “teoría evolutiva”
rescataré de la jerga psicoanalítica algunos conceptos superponibles como
depresión anaclítica (en realidad anaclisis significa desesperación) o la
ansiedad de fragmentación que encontramos en los pacientes esquizofrénicos.
Allí donde no encuentre un nombre que pudiera resultar familiar en la jerga
psiquiátrica utilizaré sinónimos acuñados por la homeopatía como por ejemplo
sucede con las ansiedades de expansión
que son las ansiedades específicas que conocemos como agorafobia, bastante
diferentes a la claustrofobia que es una ansiedad
de restricción.
LA DISOCIACIÓN COMO
FENÓMENO UNIVERSAL
Si el hígado es la primera barrera defensiva frente a los nutrientes que
han pasado la barrera intestinal el aparato digestivo es la primera barrera
física que se interpone entre los alimentos tal y como los ingerimos
procedentes del exterior y el medio interno. Así los chinos consideran que las
energías del estomago y más concretamente las del intestino delgado son las
destinadas a separar lo bueno y aprovechable, de lo malo y que debemos
excretar. Este proceso de separación no sólo es una metáfora del trabajo en el
SNC sino también un equivalente de cómo trabaja el cerebro que aprovecha en
este sentido las energías del intestino delgado para esta función concreta de
separación-selección. El intestino delgado es la víscera hueca que se
corresponde con el corazón y el elemento fuego. En este sentido el elemento
fuego y sus energías son las responsables de separar en la mente los contenidos
buenos (puros) de los contenidos malos (impuros) y por tanto controlan la
disociación.
La disociación puede definirse como un proceso cognitivo inconsciente que
tiende a mantener separados aspectos cognitivos, afectivos y conductuales de un
determinado complejo. Se trata del fenómeno contrario de la asociación y por
tanto una de las funciones de la memoria y del juicio. Mantener separados aspectos
distintos de una determinada imagen, idea o representación tiene evidentes
ventajas económicas para la mente. Por ejemplo nos permite tener miedo de algo,
sin sentir miedo hacia ese algo. Hasta el lenguaje parece que juega en cierto
modo a favor de la disociación. Así
decimos que tenemos miedo a los perros cuando en realidad tenemos miedo a que
nos muerdan, a las alturas cundo en realidad tenemos miedo a caernos, etc. La
disociación en este sentido nos permite desplazar hacia el símbolo o el icono
el temor que procede en realidad de la acción atribuible a un sujeto vivo. Esta
es la razón por la que algunas personas sienten miedo ante imágenes que evocan
una determinada respuesta y que conocemos con el nombre de condicionamiento.
Podemos afirmar que el símbolo se comporta como un estimulo fobógeno que
suplanta merced a un cierto grado de disociación al objeto-acción temidos.
Otra de las ventajas de la disociación es que nos permite librarnos de
las consecuencias glandulares de determinadas emociones, concretamente de lo
que Damasio ha llamado “el marcador somático”.
Necesitamos al menos dos sensaciones para que nuestro organismo reaccione ante
una determinada alarma, una rápida que viaje por la vía piramidal que nos
advierta rauda del peligro y otra lenta que la persiga y que ponga nombre a la
amenaza a fin de saber qué hacer o hacia donde huir. La primera señal en el
caso del miedo es la descarga de adrenalina que provocará taquicardia,
sudoración y una señal en definitiva de alerta. La otra vía lenta cognitiva es
la etiqueta que pone nombre a la amenaza. A veces quedará en un simple susto
(sobresalto) sin etiqueta, un proceso millones de años más antiguo que el
etiquetado mismo y que representa la vía rápida que nos prepara para la lucha o
la huida.
Este proceso de disociación nos permite modular la respuesta fobógena en
el caso de que un determinado sujeto la utilice como mecanismo de defensa
frente al pánico, cosa que hacen algunas personas que presentan ataques de
pánico recortados y donde es difícil advertir el pánico mismo. Es evidente que
un sujeto así tendrá un nivel de funcionamiento mucho más adaptado que aquel
que sufra de ataques de pánico inesperados e invalidantes. Eso parece suceder
entre aquellos que presentan vértigo en lugar del correlato glandular del miedo
o simplemente breves ataques de disociación-desrealización o
despersonalización.
Los trastornos de conversión hoy tan poco frecuentes en la clínica diaria
han sido sustituidos por los trastornos somatomorfes o psicosomáticos merced a
un mecanismo previo de disociación que oculta precisamente a la conciencia el
componente afectivo principal que es desplazado al inconsciente merced a este
mecanismo de disociación que permite al individuo al menos una vida más
adaptada que la que se vería obligado a vivir con todo el complejo afectivo,
cognitivo y conductual asociado. En mi
opinión, no existe somatización sin disociación. La razón es de orden
económico, siempre es mejor soportar un dolor de espalda que volverse loco.
Pero existe además otra razón por la que determinados sufrimientos no están
aparentemente en la mente de los individuos sino en su cuerpo. Para que un
determinado malestar se haga mental tiene que lograr ascender desde el órgano
pertinente hasta el cerebro y no todas las energías suben. Para hacerlo tienen
que lograr enfermar una serie de órganos que hacen de parapeto a la energía
hasta llegar al bazo que es el que dispone de la energía ascendente necesaria
para lograrlo, lo hace a través de la hematopoyesis y de la sangre que es en
definitiva la que alimenta al cerebro.
En este sentido la disociación es un mecanismo benéfico que sólo cuando
se hace demasiado rígido comienza a plantear problemas y cuyos soportes
energéticos y fácticos son las energías del intestino delgado y el propio
lenguaje: un invento para propiciar la disociación que permitió al hombre
escapar de las influencias del determinismo puro y alejar el temor mediante la
representación del objeto temido hacia el icono o el símbolo.
Caso nº 1
Paciente de 58 años de edad que consulta por un cuadro de depresión
mayor. El cuadro se inicia después de un cambio de domicilio que la familia
había hecho seis meses antes de la consulta. La familia que vive en un ambiente
rural se había mudado a un piso nuevo que la mujer decoró a su gusto y cuya
decisión había sido compartida por toda la familia y vivida como una mejora en
su calidad de vida. Cuando le pregunté acerca de esta contradicción la paciente
me dijo que tenía mucho cariño a su antigua calle (que por otra parte se
encontraba a dos manzanas de su vivienda actual). Confrontada con esta nueva
contradicción, la paciente me confesó que el problema era que ahora no podía ya
participar en las tertulias espontáneas que se formaban en su antigua casa que
había sido una tienda y que aun después de haber sido clausurada seguía siendo
punto de reunión de la vecindad, algo que en la actualidad evidentemente había
cesado debido a la mudanza. En este caso es muy evidente como la ansiedad de
esta mujer y su consecuente depresión procedía del hecho de “haber perdido el
contacto”, mientras que su mecanismo disociativo estaba destinado a ocultar
precisamente esta necesidad que aparecía como un enigma y una paradoja:
empeorar al mejorar. En este caso el símbolo no era la casa, sino el apego a
sus amistades. El cambio de domicilio ocultaba precisamente esta información
esencial.
Caso nº 2
Paciente de 24 años diagnosticada de bulimia purgativa e ingresada en un
dispositivo hospitalario para trastornos alimentarios debido a la gran perdida
de peso y a la incoercibilidad de sus maniobras eméticas. Después de tres
ingresos prácticamente consecutivos procedente de urgencias se evidencia que la
paciente no presenta una bulimia clásica: no persigue la delgadez, ni está
obsesionada por el físico, ni existe sobrepeso o atracones, se trata de un
trastorno por somatización. La paciente utiliza el vómito como una forma de
“sacarse de dentro” algo pernicioso que por una parte la tranquiliza y por otra
la “obliga” a depender de alguien que la cuide y provea. Los ingresos sucesivos
en el Hospital son breves y tranquilizadores, pero apenas es dada de alta la
paciente vuelve a recaer. La paciente es tomada por un terapeuta en
psicoterapia quien la confronta con sus necesidades básicas de sustento y
atención. La paciente acepta esta interpretación pero afirma “no lo siento, no
puedo sentirlo, solo puedo vomitar” a pesar de que concluye que la
interpretación de su deseo de dependencia es cierta. La paciente es hija de
padres divorciados y dice que su madre la mimó mucho de pequeña, pero los
problemas comenzaron apenas ella sintió necesidad de emanciparse. La madre se
opuso a una relación sentimental que mantuvo con su primer novio por
considerarlo inadecuado, a raíz de esta negativa la paciente presentó una depresión
que precisó tratamiento psiquiátrico. Más tarde la madre y después de conseguir
que la paciente rompiera con su novio, eligió una pareja similar a la que tanto
criticó en su hija, a raíz de este incidente la paciente decidió irse a vivir
sola, pero al poco tiempo conoció a un chico que era adicto a las drogas pero
que le gustaba mucho. Fue precisamente ante la impredictibilidad de esta
relación que la “obligaba a cuidar de otro” que la paciente comienza su cuadro
de somatización con vómitos provocados y espontáneos.
Caso nº 3
Paciente de 21 años de edad, que vive con su padre y su abuela paterna.
Los padres están divorciados desde que ella tenía 3 años. La madre se fue de
casa hacia una localidad vecina donde aun vive, sin embargo han mantenido desde
siempre el contacto, debido a que no se trató de un divorcio traumático.
Después de una experiencia sentimental en la que su pareja la abandonó, la
paciente comienza un cuadro de pánico que en el momento en que la veo ha sido
sustituido por una forma recortada de desrealización. La paciente nota
episodios fugaces de desdoblamiento del Yo, se ve desde fuera, distorsiones
perceptivas en las caras de los demás y presenta fenómenos de autoscopia. No
consume drogas y lleva una vida sana, se dedica al deporte, pero se muestra muy
preocupada por volverse loca. En este caso podemos observar con claridad el
propósito de la disociación y al mismo tiempo los temores que la misma infunde
y que podemos intuir en los consumidores de drogas psicotrópicas: una
experiencia inusual que los pacientes no pueden integrar o dar forma
apareciendo temores de disgregación. Aunque más tarde volveremos sobre estos
casos en la consiguiente clasificación de las ansiedades es bueno recordar que
en ninguno de ellos se encuentra estropeada la confianza básica que los chinos
suponen que se encuentra en la Tierra. Sus relaciones y sus respectivas
evoluciones comprometen de algún modo sus vínculos, pero el suelo de estos se
encuentra forjado y a buen recaudo. Sus fallas proceden de la dificultad de
expansión de estos vínculos, una función que compromete al Metal, cuyas
energías precisamente proceden de la Tierra (La Tierra es la madre y nutre al
metal).
En estos ejemplos anteriores observamos una de las posibilidades de
disarmonía entre la Tierra y el Metal, en los casos anteriores la Tierra es
incapaz de nutrir al metal (transformaciones de los vínculos) que correlacionan
con las condiciones de déficit o carenciales o bien el exceso de Tierra (Yang
de Tierra) funde el metal como sucede en el siguiente caso:
Caso nº 4
Paciente de 23 años que consulta por un trastorno por atracón, es una
persona pícnica y con cierto sobrepeso que siempre ha sido alegre, cooperadora
y feliz, aunque autoexigente y perfeccionista. Por razones de representación
institucional perdió un año de sus estudios donde siempre había cosechado
buenos resultados académicos debiendo confrontar el fracaso consecutivo y con
él la posibilidad de un rechazo de su familia que en realidad no se produjo. A
pesar de todo fue precisamente ante esta circunstancia fantaseada por lo que la
paciente comienza a darse atracones sin purgas y a mantener oculto este síntoma
hasta que debido a su estado de confusión, aislamiento y pérdida de
rendimientos los padres comienzan a preguntarle y a deducir su sufrimiento
clandestino. Según sus propias palabras, la razón por la que comienza su
enfermedad es un exceso de compasión, cooperación, deseos de agradar y de
llevar felicidad a todos. “Ahora he de pensar solamente en mi” añade. Según la
medicina china la dulzura se produce por un exceso de compasión (Exceso de
Tierra Yang) del mismo modo que las preocupaciones obsesivas. El perfeccionismo
obsesivo premórbido de esta paciente y que parece
haberse licuado con la enfermedad reside en las energías Yang del metal. En
este sentido podemos afirmar siguiendo la fisiopatología china que las energías
Yang de la Tierra fundieron las energías Yang del metal responsables de las
transformaciones de los antiguos vínculos en otros nuevos.
UNA CLASIFICACIÓN DE LA ANSIEDAD
SEGÚN LAS TRANSICIONES VITALES.-
Cada etapa de la vida se
corresponde con una tarea relacionada con un tipo distinto de separación, un
trabajo de duelo constante que incluye el reconocimiento del vinculo y la
necesidad de expandirlo hacia otros impulsándose en las energías obtenidas de
los vínculos anteriores cuya misión no es sino la de ampliar los antiguos
apegos transformándolos en nuevos afectos expandidos sobre otros objetos
amorosos, otros intereses cada vez más complejos y nuevos planes que recorren
irremediablemente un camino preestablecido por la especie, desde el nacimiento
hasta la muerte, teñido por las zozobras, habilidades y rupturas que cada cual
tiene que afrontar por sus propios medios energéticos muchos de los cuales
proceden de nuestros recursos genéticos, sin olvidar lo que pudimos perder o
ganar en nuestra vida intrauterina y a lo largo de la vida merced al
intercambio energético con los demás y con nuestro medio ambiente.
En este sentido los fracasos en las primeras etapas de las separaciones
son acumulativos y representan hándicaps para elaborar exitosamente etapas más
complejas de la vida posterior. De los casos antes citados es evidente que el
caso nº 2 es un caso más grave que el caso nº 4 y que el trabajo de separación
que no pudo concluir en relación con madre tiñe o mejor destiñe el resto de
relaciones posteriores.
En todas las transiciones el elemento Tierra es central a diferencia de
las ansiedades que proceden del exterior. El lector tendrá que hacer un
esfuerzo para colocar a la Tierra (final del verano) en el centro de cada
transformación en el sentido de que la Tierra proporciona su energía primitiva
(la que se utilizó en la creación del primer vinculo) en la transformación de
cualquier otro proporcionando al Metal su fuerza vital. Los chinos llaman a
esta situación el Cielo Posterior.
Siguiendo a las etapas
relacionadas a continuación correlacionan con aspectos cualitativos de la
ansiedad. Son las siguientes:
Ansiedad de aniquilación.-
Las ansiedades prenatales,
natales e inmediatamente postnatales han sido muy poco investigadas en
Psiquiatría debido a la convicción de que el SNC del niño nace inmaduro y no
puede registrar choques emocionales. Naturalmente esta teoría ha sido muy
contestada desde el psicoanálisis a través de la obra de O. Rank y de otros
como Winnicot, Melanie Klein, Anna Freud o Spitz. Sin embargo la carencia de
datos empíricos ha sido siempre un obstáculo a la hora de sistematizar las
ansiedades que pueden apresar a un niño de tan corta edad. Desde que Bowlby
formulara su teoría del apego, estas impresiones prenatales han vuelto a la
primera línea de consideración siempre envueltas en una cierta penumbra, algo
natural si de lo que se trata es de obtener datos experimentales que de ninguna
manera pueden establecerse sino observando niños deprivados o los entornos que
hacen a los niños vulnerables a las enfermedades mentales precoces como la
esquizofrenia.
Con todo se admite que el apego es una fuerza antientropica que sirve al
propósito de vencer un terror primigenio innato, se admite también que el
ambiente maternal inicial proporciona sobre todo al niño certidumbres y
sincronías y que este ambiente de “confianza” es suficiente para crear en el
niño la confianza básica para que desde allí se desarrolle todo el despliegue
de sus facultades de apego y vínculos.
Desde la tesis de Crow de que la esquizofrenia podría estar causada por
un virus que infectaría a la madre durante su embarazo y posteriormente se integraría
en el genoma del niño, las suposiciones de un daño connatal vuelven a estar de
nuevo en la misma línea que la medicina china que siempre ha supuesto que los
daños en la formación de vínculos representan las insuficiencias de la Tierra.
Los chinos creen y se representan el
ciclo de los 5 elementos de manera diferente durante el embarazo (Cielo
anterior) y después del parto (cielo posterior). La diferencia es que durante
el embarazo el Agua tendría una posición central, es decir ocuparía el lugar de
las transiciones que después del parto ocupa la Tierra. De este modo
conceptualizan los chinos que es el agua, el lugar desde donde puede afectarse el desarrollo ulterior del
niño a partir de una insuficiencia de energías innatas (Qi), o por el miedo
intenso sufrido por el niño que terminaría afectando al riñón (distribuidor de
la energía a todo el cuerpo incluyendo el sistema nervioso central)
Las ansiedades que presiden esta transición entre el útero y el
nacimiento son disgregadoras y aniquiladoras y pertenecen a un tipo de horror
prehumano, primordial. Su versión más profunda es aquella – la hebefrenia- que
carece de integración entre las distintas partes que unen y separan al cuerpo
del exterior, los limites del propio Yo y la unidad de sus partes, las más
leves – las paranoides- procederían de una inversión entre lo que está dentro y
lo que está afuera mediante un balanceo constante de la proyección y la
introyección.
Ansiedades de sustento.-
Las deprivaciones o toxicidades en la etapa oral a veces son tan sutiles
que resultan difícilmente comunicables verbalmente, quedando inaccesibles a la
conciencia e incluso a una potencial recriminación del hijo hacia la madre. A
veces incluso se complican con pseudoexplicaciones y mitos que se aceptan sin
crítica acerca de las razones por las que una madre abandona a una hija como
sucedió en el caso 3 anteriormente presentado. Cuando un niño o niña pierde a
uno de sus progenitores bien sea por divorcio, abandono o negligencia práctica
ve interrumpido de alguna manera sus energías Tierra que gobiernan los
vínculos, otras veces no se trata de una deprivación sino de una toxicidad
probablemente derivada de un defecto con las energías Tierra de la propia madre
y eventualmente se trata de un problema de vinculación del niño que nace con
una insuficiencia connatal de sus energías Tierra o Agua.
Este tipo de problemas derivan en personalidades dependientes u orales
tal y como se las conoce en la jerga psicoanalítica clásica. Tanto el caso 2
como el caso 3 presentan diversos grados de deprivación materna defendida
mediante la disociación de esas necesidades y transformadas en un síntoma
mental en una y en un síntoma psicosomático en la otra. En el caso 3 este
síntoma se presentifica en la relación terapéutica haciendo necesarias las
hospitalizaciones como medida restitutiva de la madre. El vómito, un síntoma de
alarma repetitivo, compulsivo, es un síntoma que procede del estomago (Tierra)
que es gobernada por la reflexión (compulsividad en la jerga actual sería su
exceso e impulsividad su defecto), se vomita la comida que es precisamente el
símbolo de lo que se necesita, alimento materno, cuidados, nutrición y contacto
físico procedentes del amor. Lo realmente curioso de esta deprivación es que
emerge no en el tiempo en que se produjo sino a raíz de otro acontecimiento que
hace de amplificador del anterior, un evento genital (en los dos casos) un
desengaño sentimental que agota las provisiones del corazón y del pericardio
(propósito y dirección del amor). Parece ser usual que las energías que no se
completaron en una etapa anterior resulten en desastres acumulativos cuando la
persona tiene que pasar de etapa y en una de esas transiciones queda bloqueado
por una catástrofe psicosomática o mental, dicho de una manera energética, el
impulso vital no es suficiente para vencer la entropía enquistada en cada
enigma que la vida va presentando, cada vez más complejo y más y más difícil de
desenredar.
Ansiedad de humillación.-
El elemento Madera controla las energías que tienen que ver con la
asertividad y con la agresión de defensa, es decir con la autoafirmación.
Aparece precozmente en el desarrollo individual en lo que se conoce con la
etapa del No, o fase sádico-anal según la teoría freudiana. La insuficiencia de
estas energías se manifiesta clínicamente por un amplio espectro de trastornos
que van desde la paranoia hasta la fobia social, pasando por lo que conocemos
como trastorno evitativo de la personalidad. En suma correlaciona dinámicamente
con el espectro de la hipersensibilidad social o con lo que Kretchsmer llamó
delirio sensitivo de referencia, un espectro clínico que recorre desde psicosis
breves en situaciones de estrés hasta rasgos de personalidad presididos por el
temor a la humillación en situaciones de exposición. Esta clase de personas
evitan activamente el escrutinio ajeno, los exámenes, hablar en público y todas
aquellas situaciones donde pudieran resultar heridos ante la evaluación de
otro.
El agua, el lugar donde reside la fuerza vital transmitida por herencia,
el Qi, es el lugar además donde reside el riñón (y la vejiga) responsables de
la distribución de la energía hacia todo el cuerpo. La insuficiencia de las
energías bien genéticamente transmitidas a través del Qi como de las energías
propias del riñón terminará por no nutrir adecuadamente las energías madera del
sujeto lo que dará lugar a una falta de solidez de la madera. El sujeto aparece
como timorato, pusilánime, poco asertivo y rencoroso. Además podrá presentar
patologías de madera por supresión de la ira, estas patologías pueden dañar al
hígado o vesícula biliar o a los músculos y tendones que son nutridos por
energías madera.
Las ansiedades de este tipo de personas y su máxima preocupación se
dirigen hacia la evitación de la humillación por lo que son de esperar
maniobras contradefensivas como la escasa implicación, la tangencialidad y una
cierta morosidad o indeterminación afectiva. El individuo puede parecer
preparado para hacer frente a sus temores paranoides, sin embargo se encuentra
muy mal dotado cuando es objeto de atenciones en un medio aceptador y acrítico.
Sus descompensaciones pueden proceder de este tipo de ansiedades que ponen a
prueba sus energías restantes como por ejemplo las del corazón. He observado
que muchas de estas personas se descompensan cuando tienen que lidiar con
afectos sexuales y amar o aceptar el amor de otros, una tarea que siempre viene
complicada por ansiedades primitivas y probablemente persecutorias.
Ansiedad de exclusión.-
El complejo de Edipo se
caracteriza por presentar evolutivamente el dilema de la sexuación. El niño o
niña tiene que identificarse (introyectar aspectos parciales) del progenitor
del mismo sexo a partir del amor hacia el progenitor de distinto sexo. Un amor
que está destinado al fracaso y que sin embargo es el punto de partida de todas
las transformaciones posteriores. Del complejo de Edipo siempre se sale de
alguna forma herido, en tanto que el amor de padre-hija o de madre-hijo está
protegido por un fuerte tabú cultural. Para un hombre, amar física y
emocionalmente a una hija, demostrarle que es merecedora de toda clase de
bienes afectivos y al mismo tiempo hacerlo simultáneamente con su mujer sin que
ninguna salga herida en la comparación es una tarea sutil y delicada, que no
obstante instalará definitivamente en la niña un sentimiento definitivo de
autoestima o en su defecto una sensación permanente de incapacidad, inutilidad
y fracaso. Del mismo modo para una mujer demostrar su admiración por su héroe
niño sin que su marido salga lastimado es una tarea formidable que del mismo
modo instalará en el jovencito una semilla de autoeficacia y amor propio.
Del complejo de Edipo como de toda etapa anterior se sale pues a partir
del empuje de la fuerza vital, una fuerza antientrópica que milagrosamente
extiende y expande los vínculos hacia delante y que compromete a las energías
del fuego, corazón como materia prima del amor, y a las del pericardio, como
amplificador de dichas energías dirigidas en un entorno de continencia y justa
medida. La Tierra, depositaria de los límites también ejerce un poderoso
influjo en esta etapa donde el amor que debe ser expresado, con palabras y
hechos no debe comprometer el desarrollo posterior del niño o niña con
actitudes excesivamente seductoras por no hablar de otras más nocivas como los
abusos sexuales que comprometen definitivamente el desarrollo de los niños.
Las ansiedades de esta etapa están fundamentalmente relacionadas con la
autovalía, la autoestima, la percepción de ser bella o eficaz y además de
merecer la felicidad. La insuficiencia de estas energías correlaciona con
defectos de la autoimagen, con actitudes masoquistas, la excesiva complacencia
con los demás a quienes se rodea de un exceso de amor, seducción, atenciones o
manipulación a fin de evitar las consecuencias fantasmales de la derrota que se
anticipa. Si es una mujer la que presenta este cuadro su historia afectiva
estará presidida por un desfile de hombres inadecuados, explotadores o egoístas
incapaces de un mínimo de mutualidad. La abnegación con que estas personas
parecen tratar a sus parejas no parece suficiente para contener las continuas
rupturas con que su vida aparece sembrada, hasta que el agotamiento del Yang de
su corazón aparece en primer plano en forma de depresión o de una enfermedad
psicosomática o física.
Una de las formas de chequear las funciones energéticas del corazón es la
observación de cómo reacciona una persona tras una perdida sentimental. Muchas
niñas de las que hoy presentan trastornos alimentarios tienen este conocido
antecedente como desencadenante de un desorden alimentario. Tras él siempre hay
una insuficiencia en las energías del corazón debida a una débil salida de ese
nudo gordiano evolutivo que es el complejo de Edipo. Muchas de estas niñas
tienen dificultades en mantener relaciones entre sus iguales que comprometen
las energías asertivas (de rivalidad)
Madera al mismo tiempo que coquetean con alguien del sexo opuesto. Las
energías del corazón (hijo de la madera) comprometen a las energías de “la
madre” pudiendo llegar a enfermarla. Se impone un periodo largo de amistad y
camaradería entre los iguales que no debe verse comprometido por la emergencia
demasiado temprana de las energías amorosas que inevitablemente despertarán
rivalidad y competencia entre los niños. Algunas muchachas border-line se caracterizan precisamente por saltarse esta etapa
esencial de la amistad entre iguales y demasiado pronto ingresan en una
relación pasional, tormentosa y sexual sin haber solidificado previamente la
etapa del “compadreo”, una etapa esencial donde probar las propias fuerzas y
atractivos, la competencia y el perdón.
Considero al perfeccionismo compulsivo como una medida restitutiva del
amor edípico. La niña o niño perfeccionista es un niño que trata de merecer el
amor del progenitor del sexo opuesto a través de la excelencia. Desde el punto
de vista energético el perfeccionismo se debe a un exceso de Yang de metal bien
primario o bien a partir de un exceso de Yang de Tierra. La consecuencia de
este exceso de Yang de metal es la debilidad de la Madera (el Metal corta la
madera) es decir un déficit de asertividad en alguna área que puede
circunscribirse a lo afectivo o emocional: la dificultad de establecer
relaciones estables con alguien y conseguir amar y ser amado. Probablemente
este estado es muy frecuente en mujeres actuales, liberadas y profesionales
que esconden detrás de sus rendimientos
sus incapacidades instrumentales de tipo afectivo. Este estado es también
frecuente en niñas anoréxicas que frecuentemente se refugian en la enfermedad
como maniobra para no confrontarse con sus iguales con las que no pueden
confrontarse debido a la debilidad de su madera (asertividad o rivalidad
intersexual).
Ansiedad de emancipación.-
Este periodo de compadreo que Sullivan llamaba “compincheo” lleva
aparejadas ansiedades que ponen a prueba también los nudos energéticos de los
padres. Se trata de la conocida rebelión adolescente donde la autoridad es o
bien negada o bien atacada desde posiciones anárquicas, excesivamente
idealistas o marginales. Las ansiedades de esta etapa están relacionadas con la
posición en el grupo y por el ensayo y el error destinados a chequear el rango
social que el individuo ha alcanzado o puede llegar a alcanzar comparándose con
su familia y su grupo. El lugar que uno ocupa en la jerarquía social y los
instrumentos disponibles coinciden en la época que usualmente se caracteriza
por dudas sobre el futuro, indecisiones profesionales y donde el niño tiene que
dejar la niñez para incorporarse al mundo del trabajo o los estudios electivos.
Los padres sufren en estas circunstancias porque advierten en sus hijos
los peligros de cualquier desviación pero otras veces lo que hacen es temer por
su perdida a partir de la autonomía o
emancipación ganadas que sienten como una amenaza. Para algunos padres determinadas
habilidades de sus hijos pueden ser consideradas peligrosas, así como
determinadas formas de creatividad lo que no hace sino añadir nuevos obstáculos
a la expansión de los vínculos y energías necesarios para la separación
afectiva consiguiente. Probablemente el caso expuesto como nº 2 es uno de los
casos donde las necesidades de expansión de la madre interfieren con las
necesidades de expansión de la hija, la codicia comparativa de la madre enferma
a la hija que queda decepcionada de la actitud de la madre al contemplar como
su discurso no iba dirigido hacia su bienestar sino destinado a disimular su
envidia.
Las ansiedades en esta transición vienen determinadas por la restricción
que procede de los antiguos vínculos y la necesidad de liberarse de ellos a
pesar de la seguridad del nido a la que siempre -por regresión- se podrá
volver. La claustrofobia es un buen paradigma de este tipo de ansiedades, un
tipo de fobia donde el individuo desplaza el propio nudo de su asfixia
existencial hacia una situación que se pueda evitar, de ahí el carácter económico
de esta conducta que permite al individuo disociarse del temor a su propia
autonomía.
Las ansiedades restrictivas y las ansiedades expansivas están muy
próximas unas de otras y muchas veces aparecen en los mismos individuos, no es
infrecuente que un paciente presente ataques de pánico en situaciones de
compromiso de sus movimientos de escape como en una aglomeración de gente o en
una situación de conmovedora soledad o en otra donde se vea expuesto a un
espacio demasiado abierto, metáfora de la posibilidad de escapar. El miedo a la
libertad de Fromm podría explicar esta paradoja. En realidad restricción y
expansión son aspectos Yin o Yang de la misma situación de expansión de
vínculos que compromete sobre todo a las energías Agua, donde residen los temores
a la muerte o a la locura o perdida de control que representan los aspectos
cognitivos más frecuentes en las situaciones de ansiedad.
La etapa termina cuando el sujeto consigue introyectar dentro de si la
autoridad y construir un diferenciado amor propio que posteriormente expandirá
hacia otros.
En el otro extremo del continuo nos encontramos al líder carismático,
religioso o político, el fanático en suma es el extremo de los desarrollos que
puede llegar a alcanzar a partir de insuficientes energías en esta etapa, el
poder y la intimidación de los otros como medida de la autovalía se acompaña
de temores contrafóbicos similares: la
perdida del mismo a causa de un rival activa los temores paranoides, mientras
que las personas que blanden limites claros en su autoconcepto son los
principales enemigos de este tipo de personas que suelen morir igual que han
vivido, de una forma despótica y sin amor, con un buen número de enemigos que
acudirán a llorar a su entierro.
Ansiedades sexuales.-
Enamorarse es la próxima
etapa de la vida que se encuentra agazapada y aparece inexorable cuando se ha
completado con mayor o menor éxito la etapa anterior, en la que el individuo
discrimina su lugar social. Es cierto que pueden existir amoríos y escarceos en
una etapa anterior, pero esta clasificación, lo es de un modo heurístico,
ideal. También lo es el concepto de enamoramiento que de ser verdadero y
reciproco alcanza una permutación casi perfecta en la transferencia de afectos
desde la madre Tierra original hasta el amor reproductivo.
Entiendo que el amor es sobre todo aquel que permite al individuo seguir
con la marca de la especie humana, en este sentido entiendo que el amor
verdadero es reproductivo, destinado a tener hijos y después nietos que
permitan al individuo transformar los propios vínculos que proceden del amor
sexual en otros expandidos y probablemente más solidarios y desinteresados.
El amor y el sexo pueden ir unidos o disociados como cualquier otra
actividad humana. Para determinadas personas que ambos viajen en un mismo vagón
de ese tren de la vida es definitivamente imposible, para otros el amor
idealizado que se espera operará como un obstáculo para realizar incursiones de
ida y vuelta. Otros, sienten que el amor es un sinónimo de poder, rango,
afirmación del Yo o dominio. Estas personas están sometidas a múltiples
problemas relacionados con ansiedades sexuales: el temor al fracaso, a la
evaluación, a “quedar mal” a las enfermedades venéreas, la culpa derivada de
los excesos aparecerá siempre exigiendo peaje.
Las ansiedades de esta etapa son casi siempre culpógenas y considero a la
culpa como una forma de ansiedad que ha venido en suplantar a los rituales que
gobiernan la relación del hombre con Dios, del mismo modo que considero a la
neurosis obsesiva una forma mágica y sin sentido cultural de protegerse y de
restituir energías insuficientes relacionadas con el sentimiento de deuda,
culpabilidad o incapacidad para el perdón.
Sentirse uno con Dios o ser Dios son aspectos distintos del manejo y
resolución que puede hacerse con el problema de la culpa que desembocará en una
neurosis obsesiva o en la exaltación maniaca. Sentirse culpable devuelve al
individuo un cierto control y poder sobre sus actos y siempre será mejor sentir
culpa que ansiedad por las mismas razones que es preferible un dolor de espalda
que una depresión. Para Hammer la ansiedad:
Se trata de una adaptación para la
inseguridad atávica que ha sido nuestra compañera habitual desde el alba de los
tiempos a la que hemos apaciguado mediante una serie de rituales destinados a
protegernos de la desaprobación de nuestros dioses, padres, sacerdotes o
clanes. La culpa representa el fracaso en el intento de incorporar la propia
autoridad en la percepción de ser uno con Dios.
Las energías del corazón y del pericardio ejercen una notable influencia
en este tipo de ansiedades que pueden oscilar desde las ansiedades ejecutivas,
hasta el temor al abandono dependiendo de la integridad de las etapas
anteriores y de la restitución que el amor genital o el sexo ejerzan sobre un
individuo concreto.
La edad y también el alcohol, las drogas, el exceso de trabajo o
embarazos así como una alimentación inadecuada agotan las energías
constitucionales Qi y también las energías Agua que dependen del riñón. La edad
seca a las personas que quedan así a expensas del Fuego de Agua. Determinados
sujetos pueden resultar afectos de parafilias, perversiones o de actos
impensables unos años antes y que proceden precisamente del miedo al fracaso o
a la humillación que son ansiedades que proceden de etapas anteriores no
exitosamente concluidas o cerradas en falso. Usualmente los pedófilos son
personas que cumplen este perfil y que buscan en los niños una gratificación
que no comprometa su frágil autoconcepto. Del mismo modo las celotipias que
aparecen a esta edad nada tienen que ver con los celos posesivos usualmente
apasionados de la edad juvenil. Este tipo de celos son absolutamente paranoides
y se explican mediante una inversión absoluta de lo que está dentro y lo que
está afuera. La proyección de la infidelidad es sin duda una confusión entre la
incapacidad de amar (corazón cerrado) que procede del Yo y la discriminación
errónea de las intenciones del esposo/a que opera como pantalla de la
proyección.
Ansiedad de individuación.-
Los dos grandes desconocidos para el Yo son el Si-mismo y la muerte que
analizaremos a continuación. La búsqueda e identificación del Yo con el
Si-mismo es el penúltimo viaje que espera a algunas personas, aquellas que son
capaces de discriminar que su Ego no coincide exactamente con él y que son
capaces de entrever que el Yo está edificado sobre una base social que en gran
parte responde a las exigencias de la vida y que por tanto es en gran parte un
Yo fingido (falso Yo de Winnicot). Es cierto que muchas personas jamás alcanzan
este grado de autenticidad y se pasan la vida creyendo que la persona o máscara
que adoptan es equivalente a su Yo verdadero o si mismo. A este viaje de
identificación entre uno y otro les llamó Jung proceso de individuación.
Se trata de una etapa que usualmente comienza a entreverse a edad madura
cuando los compromisos con la vida, la crianza de los hijos, la rivalidad en el
trabajo ya han cesado o han dejado el primer plano en la existencia, es
entonces cuando el hombre puede volver su mirada hacia dentro y la considero
una nueva etapa de transición. Se trata de una emergencia espiritual que
algunas personas pueden sentir muy jóvenes en forma de llamada, vocación o
deseo de escindirse del grupo al que pertenecen o que aparece en formas de
creatividad artística, inspiración literaria, deseos de reforma política o
religiosa o de solidaridad universal En mi opinión muchas personas jóvenes bien
dotadas espiritualmente pueden fracasar en su deseo genuino de búsqueda de su
propio Si-mismo si no han alcanzado la suficiente madurez y estabilidad en sus
equilibrios energéticos para protegerse de las ilusiones de una vida
contemplativa (metal) que sólo podrá llevarse a cabo cuando las energías del
Fuego lleguen a su culminación creativa, algo que en mi opinión solo puede
lograrse en la madurez sin el riesgo añadido de la locura o de la instalación
permanente en una secta a las ordenes de un líder carismático.
Creatividad y locura han ido siempre de la mano y la nómina de personajes
ilustres que han sucumbido a sus propios incendios interiores es demasiado
larga y conocida por los lectores para que aparezca en este articulo un
catálogo exhaustivo de todos ellos. Baste decir que el "genio" que no
sucumbe a la locura (usualmente una locura maníaco-depresiva) suele ser el
genio maduro o aquel que comienza su carrera creativa lejos de las turbulencias
del Fuego de la juventud que siempre precisa acaparar estas energías para otros
menesteres. Debussy es el prototipo de genio que comenzó tarde sus éxitos en comparación
con Mozart que estalló pronto. Bach es el prototipo de genio práctico
funcionarial que crió 12 hijos en comparación a las vidas turbulentas y
pasionales de Schubert o Beethoven genios precoces y malparados, incluso
genéticamente.
La individuación supone un cierto abandono de la tradición, un
distanciamiento de los hábitos convencionales y un refugiarse en la
introspección, la contemplación y la búsqueda de ese verdadero Si-mismo que
durante toda la vida se encontraba agazapado, indefenso y débil tras la sombra
de un Yo siempre falseado, inflado, disfrazado y fingido que nos permitió quizá
sobrevivir a un medio hostil, una alimentación insuficiente, un aire viciado,
unos hábitos dañinos y unas relaciones interesadas, basadas en la codicia
comparativa o en el amor falseado o interesado.
Si he considerado en este articulo a la ansiedad como el resultado de la
autopreservación en equilibrio con las necesidades de apego y dependencia he de
decir ahora que considero la individuación como el eje desde donde se
despliegan en relación con el rango y la posición todas las formas clínicas de
que examinaré en un articulo próximo, en relación con las vicisitudes del
proceso de individuación.
Probablemente la individuación no es una etapa sino un camino que comienza
ya con la primera separación (el parto) y que continúa durante toda la vida a
partir de las energías del Fuego cuya máxima culminación es como he dicho la
creatividad, una forma de autotrascendencia. Algunas personas simplemente no
sienten esta llama en toda su vida o bien la emplean en otras tareas lo que
implica una carencia de experiencias espirituales que probablemente ni desean o
añoran; en el otro extremo existen otros, quizá los más dotados genéticamente
para explorar los limites de su propia trascendencia y también para transmitirnos
su energía mediante sus transformaciones que inevitablemente pondrán a prueba
sus energías Fuego con dos resultados bien distintos; unos pueden legar a la
humanidad sus propias transformaciones energéticas y otros pueden terminar
dando con sus huesos en cualquier institución mental si las energías de su
pericardio no son capaces de administrar en conjunto con su energías esta llama
que conocemos con el nombre de inspiración algo que sin talento y habilidades
aprendidas se convierte en un fuerza desatada e inmanejable de la naturaleza..
Ansiedad ante la muerte.-
El temor a lo
desconocido es probablemente el eje donde se enroscan todas las ansiedades que
pueden afectar a los humanos desde la ansiedad de las transiciones hasta la
ansiedad que tiene como consecuencia directa una agresión externa; Todas las
ansiedades descritas hasta ahora están de alguna manera teñidas de ese miedo
atávico al supremo desconocido que es la muerte, la transición suprema. Sin
embargo la muerte por si misma no es solo una amenaza ubicua sino también puede
ser considerada como la última transición. Nuestras sociedades opulentas temen
y niegan la muerte, la combaten desde posiciones beligerantes del mismo modo
que combaten toda enfermedad, como un enemigo al que combatir y vencer. La
soberbia racionalista del hombre habita en las UVIS, en los Hospitales, en las
camas de los moribundos alimentando la fantasía de inmortalidad e
imposibilitando de esta manera la redención del ser humano, una oportunidad que
se pierden la mayoría de los que transitan este último viaje, demasiado sedados
o inconscientes para asumir su cambio de estado.
No solamente
carecemos de una tecnología espiritual que nos permita autoredimirnos a través
de la muerte sino que hemos quebrado los pocos rituales con sentido cultural
que hacían de este transito algo protector y lo hemos sustituido por atenciones
sofisticadas y tecnológicas que carecen de sentido cultural y son además
atenciones que bordean la inhumanidad y la despersonalización. Por esta razón
la gente muere en los Hospitales, y nadie sabe ni quiere acompañar a sus
parientes en una dolorosa espera que pone a prueba la ansiedad que sobre la
muerte alberga también el acompañante. Una ansiedad que traspasa a unos y a otros
y llega también a los médicos y a las enfermeras que entre su actividad diaria
tienen que lidiar con esta importante y desconocida ansiedad que pone a prueba
su propia resistencia al dolor. La negación y el miedo del personal tratante
puede devolverse en forma de actitudes cada vez más agresivas en una continua
lucha por mantener al paciente con vida llevado la vida misma al esperpento.
La muerte
sobreviene cuando se ha quemado toda la madera y el metal puede dedicar sus
energías yacentes a la contemplación, es entonces el momento de acompañar al
paciente en ese penoso inicio de una vida nueva, algo que sólo sin miedo a la
propia muerte puede llegar a realizarse.
La ansiedad
hacia la muerte se caracteriza por miedos hipocondríacos, somatizaciones
digestivas usualmente relacionadas con la excreción y el catabolismo. Si el
nacimiento está marcado por la maduración del aparato digestivo, la muerte se
caracteriza por la deserción del propio aparato digestivo en realizar las
tareas energéticas de asimilación y disociación de lo puro de lo impuro. Es
posible predecir que la muerte está cerca cuando el aparato digestivo se niega
a seguir trabajando para esa unidad que llamamos vida.
Arsenicum
album es un buen remedio para combatir la inquietud relacionada con la muerte
en tanto que Arsenicum está relacionado con el hallazgo critico de la propia
identidad y Carbo vegetalis cuando esa inquietud procede de la dificultad y la
falta de aire pues morir es el proceso inverso a nacer que tiene que ver con la
inspiración, la muerte es la suprema exhalación donde el Qi o Prana pasa a
formar parte otra vez del cosmos.
TRATAMIENTO HOMEOPÁTICO.-
Apagar el fuego.- Cuando el
agua no es suficiente para detener el avance de los incendios energéticos que
proceden de Yang (exceso de calor) en cualquier elemento se imponen medidas
terapéuticas que tiendan a empujar a la fuerza vital hacia la restitución del
equilibrio que conocemos con el nombre de salud. Hay que recordar que los
excesos Yang siempre se verán acompañados de insuficiencias Yin, en un elemento
o sistema o en varios. Natrum muriaticum es un buen remedio para apagar los
excesos de Yang Tierra y madera, mientras que Sulfur me parece un magnifico
remedio para apagar los Yang de Fuego o Agua. Del mismo modo Pulsatilla es eficaz
en el mismo sentido que Natrum Muriaticum cuando el exceso de Yang Tierra se ha
transformado en una actitud de excesiva dulzura, o condescendencia y falta de
asertividad en aquella persona que se conforma con que le quieran aunque sea
poco y con mala calidad. Lachesis es muy parecido a Sulfur en este sentido
energético y apaga el exceso de posesividad, celos y rencor que proceden de un
disbalance entre lo que se da y lo que se recibe. Por las mismas razones estos
remedios son buenos para la menopausia una etapa de la vida donde es de esperar
un recalentamiento de Yang por insuficiencia de Yin. Sepia es también un buen
remedio de menopausia. Por el contrario en las mujeres asertivas, liberadas y
perfeccionistas funcionará bien Ignatia que se adapta mejor al Yang de agua,
cuando existe pánico y antecedentes de haber sido desencadenado por una pérdida
reciente, usualmente un desengaño amoroso.
Selenium es el gran remedio de las transiciones de fuego como sustituto
de Sulfur en edades avanzadas.
Cortar la madera.-
Cuando el metal no es suficiente para controlar la madera, bien por
causas primarias o por un defecto del metal (que puede estar enterrado en la
Tierra) o por un exceso de cólera suprimida funcionarán bien los remedios
antiespasmódicos como Colocynthis, Chamomilla, Aconitum y todas las sales
fosfóricas: Magnesia Phosphorica, Kali phosphoricum está indicado en edades
avanzadas, del mismo modo Arsenicum album es un remedio indicado en los
individuos coléricos cuando Phosphorus ya no está indicado.
A veces el Metal (expansión de los vínculos) no puede aparecer en auxilio
de la madera porque su energía no se encuentra disponible por haber sido
absorbido por la Tierra. Aunque la misión energética de la Tierra es la
formación de vínculos y permitir su expansión en ocasiones nos encontramos con
relaciones simbióticas que imposibilitan la función del Metal, hablamos
entonces de Metal enterrado en la Tierra una situación de la que hablaré a
continuación.
Proteger la Tierra.-
La mejor manera de proteger
a la Tierra de la desertización, los incendios o las inundaciones es plantar
árboles (madera) y no esquilmar sus recursos. A veces la debilidad
constitucional o adquirida de la madera es insuficiente para conseguir “echar raíces”
lo suficientemente profundas en la Tierra para conseguir la protección de su
capa exterior. Otras veces es la acción del hombre la que atenta contra la
débil protección de la misma desertizando sus recursos con la sobreexplotación
maderera o de cosechas por no hablar de los pesticidas que terminan por dejar
extenuada a quien debe de proteger y sostener el desarrollo del hombre. La
función de Silicea es precisamente la de procurar una perfecta armonía entre la
madera y la Tierra, el Sílice y los silicatos son las sales que dan
consistencia a las hierbas, arbustos y árboles y representan en el humano la
consistencia ósea y las energías tanto mentales como físicas que sostienen al
individuo en pie, armonizando su autoafirmación con las exigencias del medio
ambiente sin sucumbir al frágil equilibrio entre sistemas. Silicea es conocida
como “el bisturí homeopático” y sirve para absorber o expulsar cuerpos
extraños. Del mismo modo Silicea puede llegar a desenterrar el metal de la
Tierra una condición conocida como estado simbiótico o ansiedad de separación,
un estado que energéticamente se relaciona con la incapacidad del Metal de
transformar los vínculos primarios desde la madre hacia otras personas, algo
que podemos observar en niños o niñas que padecen fobia a la escuela, aunque he
visto casos tan graves que incapacitan a los infantes en cualquier tipo de
desarrollo de los vínculos que parecen apresados, encarcelados o sumergidos en
la Tierra, una situación que frecuentemente nos obliga a tratar a la madre de
sus excesos de Tierra.
Además de Silicea son especialmente útiles para desenterrar el metal las
sales de fluor (el gas más caústico que se conoce), concretamente la Calcarea
fluorica, Magnesia fluorica, y el Fluoricum acidum, el gran remedio narcisista.
Las personas mayores se adaptarán mejor a Plumbum que a la propia Silicea. El
agotamiento de los recursos de la Tierra debe tratarse con muriaticum acidum.
El arquetipo de la madre agotada por sus funciones de maternidad.
Carbo animalis y Carbo vegetalis son dos remedios esenciales en la
nutrición de la Tierra por medio homeopáticos.
Absorber el agua.-
La
Tierra controla el exceso de agua hasta que sus recursos quedan anegados,
cuando esto sucede debemos impulsar la fuerza vital detenida en el sentido de
propiciar un impulso de la fuerza vital en el sentido restitutivo. Las sales de
calcio se adaptan bien en los periodos de crecimiento en niños obesos, fofos y
miedosos. Calcarea carbonica y Calcarea phosphorica son dos remedios
homeopáticos esenciales durante el crecimiento y también en la osteoporosis.
Del mismo modo Graphites es un magnifico secante del Agua en exceso y un
medicamento que sigue bien a Sulfur en constituciones apasionadas y flemáticas
que participan de ambos perfiles (sulfocarbónicos). Del mismo modo Natrum
muriaticum apresa el agua en exceso debido a su composición química (cloruro de
sodio) y está indicado cuando existe tendencia a hincharse y a retener agua que
no puede ser absorbida o eliminada. Las personas mayores se adaptarán mejor a
Baryta carbonica que a la propia Calcarea, como al propio Graphites al que
considero el gran remedio de las transiciones de la edad adulta del mismo modo
que a Ambra grisea que puede ser usado incluso en las transiciones de lactante
a niño (retraso en el control de esfínteres).
Fundir el metal.-
El fuego es el elemento controlador del Metal y sus insuficiencias dan
lugar a un exceso de energías metálicas que se transformaran usualmente en
problemas broncopulmonares, colitis, problemas de piel y estados depresivos . La Tierra, nutridora del metal también
favorece este estado de exceso de metal desde su inconsistencia o
insuficiencia. La inestabilidad, la falta de lealtad hacia los próximos y
familiares induce un estado como de andar por el aire o estar en la luna, el
metálico es un egoísta que unas veces absorberá literalmente de forma
canibalistica las energías de otro y tarde o temprano terminará por sustituirlo
por alguien que se adecue mejor a sus caprichos.
El exceso de Yang en el metal se caracteriza por la
impredictibilidad, la inestabilidad y la búsqueda de sensaciones y novedades y
consecuentemente con una falta de previsión para el largo plazo y
consideraciones morales o de cualquier otro tipo. Desde mi punto de vista
Lycopodium es el remedio que mejor se adapta a este tipo de personas cuando el
sujeto prefiere los dulces y presenta lateralidad derecha. Nux vomica por el
contrario es útil en aquellos frioleros, que tienen una vida presidida por el
exceso incluyendo comida, alcohol y drogas, entre otros estímulos para
procurarse una continua fuente de activación.. Veratrum irá bien en los casos
donde una ambición desmedida entre en conflicto con la inestabilidad y las
solanáceas como Hyosciamus o Stramonium funcionarán mejor en aquellos con
defectos o inconsistencia de aporte de energías Tierra. La colisión entre las
energías del Fuego y las energías del Metal dan lugar a una personalidad
perversa, parafílica o al borde del colapso por excesos sexuales o de sus
consecuencias. Platina se adaptará a las mujeres orgullosas o vanidosas con
escasa consistencia para amar y que presentan tendencia a la promiscuidad o las
perversiones sexuales Conium maculatum o
Agnus castus pueden resultar útiles cuando el problema se focaliza en lo
sexual, bien en un agotamiento por exceso o en un defecto de las energías de
Fuego que cursan con una sexualidad restitutiva del vinculo..
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